Pero lo más fascinante sobre este incógnito pueblo es que sus huellas no se limitasen a la Península Ibérica, sino que pudieran llegar nada menos ni nada más que al otro lado del Atlántico hace 3.000 años.
En el transcurso de mis investigaciones para mi útlima novela, me topé con unos petroglifos en el sudoeste de Estados Unidos que mostraban un parecido asombroso con las estelas tartesias del sudoeste peninsular español... ¡y las equivalencies no se quedan ahí!
Veamos las evidencias; son muchas y variadas
Empecemos por las estelas que son quizá el registro más identificativo de los tartessos. Halladas en su mayoría en el sudoeste peninsular, datan de entre los siglos XI y VII a. de C. En general, se distinguen dos tipos bien diferenciadas: las de guerrero y las diademadas, con la rara excepción de un par de estelas híbridas encontradas en Sevilla y Córdoba en las que se combinan ambos temas.
En el caso de las estelas diademadas, sus personajes se han interpretado como figuras femeninas, quizá deidades protectoras, que a veces aparecen esquematizadas y en otras ocasiones más elaboradas vestidas con cinturones y joyas. En cualquier caso, el elemento protagonista y más destacado de la composición es siempre la diadema.
Especial mención, por su rareza, se merece la estela aparecida en Almadén de la Plata. Contiene a ambos personajes, el guerrero y la dama diademada, ambos del mismo tamaño, lo cual implicaría curiosamente que el guerrero y la diosa, si es eso lo que representan, son de la misma relevancia.
Qué pretenden representar las estelas, si personajes de autoridad, dioses, difuntos o marcadores de propiedad, aún está abierto a debate. Sea como fuere, lo realmente prodigioso es que estas mismas representaciones petrográficas del sudoeste peninsular, en todas sus variantes, se repiten de modo idéntico en el sudoeste americano.
A continuación les muestro una comparativa entre estelas de guerreros de Andalucía (arriba) y sus petroglifos homólogos americanos (abajo), todos del Estado de Utah:
Aprovecho para mencionar que personajes ataviados con cuernos y bolas o rodetes se vienen representando en el arte rupestre Español desde el neolítico. La ilustración a la derecha pertenece a una escena del Abrigo de Los Órganos en Jaen. En ella se ven, según los expertos, una mujer y un hombre esquematizados al estilo bitriangular tan frequente en nuestra península desde el milenio II a. de C. Este dato es interesante en vista del torso triangular que se repite en los personajes de Utah. Resumiendo, tan simpáticos personajes tenían una larga presencia prehistórica en España, ¡y ahora los encontramos en Utah! |
A continuación, unos ejemplos de equivalencias de representaciones diademadas.
Pero más fascinantes es si cabe la equivalencia entre la ilustración de Almadén de la Plata y la de Coso. La primera, extraordinaria por su rareza, encuentra su equivalencia en un petroglifo de California en la que se ve un guerrero con casco de cuernos y adorno de bolas cubierto por una diadema. Si tenemos en cuenta que la opinión más generalizada es que las estelas diademadas representan deidades protectoras del guerrero difunto, la diadema californiana bien parece un velo protector del guerrero tartesio-americano que cubre.
Pero si esto aún no convence, muestro a continuación dos comparativas, a mi parecer, espectaculares.
Por todo ello, impresiona ver una representación de un carro desmontado en una roca de Utah, donde hasta llegar los españoles no había ni caballos ni carros. Lo mismo ocurre con el panel llamado Newspaper Rock, también en Utah no lejos del anterior, donde me encontré con un bastidor de un carro junto a un personaje montando a caballo. Y más abajo a la derecha, otra figura reminiscente de un carro tartesio.
Pero el tema no queda ahí. Veamos más ejemplos…
Considerando que yo no soy arqueóloga y que me topé con estos petroglifos americanos por casualidad mientras investigaba para mi novela, a saber los petroglifos con equivalencias tartesias que deben haber en América que no se están interpretando como tal. El potencial de esta línea de investigación es enorme y podría abrir una nueva ventana revolucionaria a la comprensión de nuestro pasado histórico.
Con esto en mente os quiero dejar una comparativa más. Es importante porque creo que demuestra que los tartessos no solo visitaron América sino que muy posiblemente se quedaran y mezclaran con las gentes locales. Sólo así se explica la fuerte presencia y perduración de su arte en el tiempo, y que hasta hoy sigan honrando en sus costumbres a nuestra diosa ibérica más hermosa.